Comentario
El último país europeo en establecer una colonia en América fue Rusia. El zar Pedro I, tras conquistar Siberia, encargó a Vitus Behring que averiguara cuál era el extremo más oriental de Asia, que se encontraba sin duda en tierra rusa. Behring lo halló en 1728, y fue el estrecho que lleva su nombre. Posteriormente, en 1741, salió de la península de Kamtchatka, atravesó el estrecho y desembarcó en tierra americana a los 60° de latitud norte. Había descubierto Alaska. Las magníficas pieles de los animales de esta península atrajeron pronto a tramperos y peleteros, tras los cuales vino la colonización, realizada mediante factorías. Algunas compañías peleteras sufragaron los gastos de tales establecimientos. Los rusos fueron extendiéndose hacia el sur, hasta llegar finalmente a Nutka (49° 36'), donde encontraron a los españoles, o al revés: los españoles les encontraron a ellos. Tras los primeros momentos de sorpresa, todo se arregló amistosamente, pues los españoles no querían colonizar más al norte de Nutka, ni los rusos más al sur de dicho punto. La situación de paz se perturbó en 1789, cuando aparecieron en el mismo lugar los ingleses, pretendiendo expulsar de allí a rusos y españoles. Los últimos cedieron el sitio a los ingleses por el Tratado de San Lorenzo de 1791 y se replegaron hacia el sur. Los rusos se fueron más al norte. A comienzos del siglo XIX, el gobernador ruso de Alaska, Baranov, representante también de la Compañía Rusoamericana, asentó nuevos establecimientos peleteros y pesqueros en Alaska y estableció relaciones comerciales con varios lugares de Asia y América. Muy pronto, la colonia rusa en América fue también ambicionada por los Estados Unidos.